Como cada año, presentamos la actividad de Aesleme del ejercicio anterior, es decir 2020, en esta ocasión, y analizamos la evolución y objetivos, tanto de la Asociación como de la movilidad y la seguridad vial en España.
Si comenzamos por nuestro entorno más cercano, Aesleme y sus circunstancias, no podemos dejar de mencionar, que lo logrado en 2020 es asombroso. A pesar de las dificultades, conocidas por todos, en un año tan terrible de pandemia, hemos conseguido llegar, solo de forma directa, a casi 100.000 personas (fundamentalmente niños y jóvenes). Para ello, hemos tenido que formar, a contrareloj, a nuestros ponentes, para poder ofrecer un servicio de calidad, también Online y, por supuesto, en directo. Porque, como es de suponer, en muchos casos ha sido necesario utilizar las salidas y soluciones que nos dan las nuevas tecnologías, para que nuestros mensajes llegaran, alto, claro y con excelencia, a sus destinatarios. No ha sido fácil, pero cuando se trabaja con la certeza de que lo que haces es necesario para mejorar la sociedad y salvar vidas, se encuentra la forma de adaptarse y de continuar. Porque la Educación vial debe continuar, siempre.
Por otra parte, Aesleme ha cumplido 30 años y, aunque las circunstancias nos obligaron a cancelar el acto institucional que teníamos programado, por responsabilidad, la celebración queda pendiente y encontraremos la ocasión de reunir a todos nuestros amigos, colaboradores y compañeros de viaje... y de recordar todos los momentos vividos, en estos 30 años de historia de la Asociación.
Aún así, hemos realizado campañas y especiales con motivo de este 30º aniversario, que nos convierte ya en una entidad de largo recorrido. Difundimos también contenidos de prevención, como la campaña "La Pandemia" o de ayuda, en estos tiempos tan difíciles que vivimos, como la serie "Herramientas posCovid: píldoras para la acción" y pusimos a disposición de quien lo necesitara nuestros servicios de atención psicológica. En definitiva, nos adaptamos a la realidad que se nos vino y ofrecimos, como siempre hemos hecho, nuestros servicios y conocimientos a la sociedad, para prevenir víctimas y mejorar la calidad de vida de las personas.
Nuevos retos, nueva Década para la acción
2020 ha sido un año excepcional, también en lo referente a la movilidad. Un año atípico, cuyos datos no podemos utilizar como referente para marcar indicadores de riesgo. Los datos provisionales de siniestralidad de la DGT en 2020 nos dejan estos preocupantes datos: se han producido 106 millones de desplazamientos menos que en 2019 en vías interurbanas pero solo se ha dado un descenso de 213 accidentes y 231 fallecidos. Esto no es una buena noticia, aunque suponga un 21% menos de siniestralidad. Y, si es verdad que se ha alcanzado el mínimo histórico, con 870 fallecidos (-231) y es la primera vez que se registran menos de 1000 fallecidos a 24h en carretera (el mínimo anterior fue 1.101, en 2019), también vemos que, antes del primer estado de alarma (1 de enero al 14 de marzo), la tendencia en el número de fallecidos era ascendente respecto a 2019 (+8%).
Nos encontramos, por tanto, analizando la dinámica de la movilidad en los últimos tiempos y buscamos los oscuros huecos por donde se nos van las vidas de cientos de personas o las causas de estos siniestros que, aún, dejan miles de víctimas con lesiones permanentes y encontramos que la pandemia Covid ha modificado mucho los hábitos y ha falseado las cifras y las rutinas y costumbres de la sociedad.
Aún así, podemos sacar conclusiones claras, que ya venían de antes y que con el Covid-19 paracen haberse acelerado y extendido. Por ejemplo, el uso de la bicicleta y de los vehículos de movilidad personal (VMP) -como el patinete eléctrico-, que contaminan menos y sortean el uso del transporte público, más concurrido. Esto implica, al mismo tiempo, que los usuarios vulnerables se multiplican en las zonas urbanas y conviven con los vehículos a motor, creándose situaciones de mucho riesgo, sobre las que hay que fijar la atención. La gestión de la movilidad de las ciudades está dando un vuelco, el coche deja de ser el protagonista y todos los usuarios tenemos que aprender a convivir y compartir las vías sin sumar víctimas y los gestores sumar carriles específicos para ordenar el tráfico y facilitar la circulación a los vulnerables, de forma segura.
En cuanto a carreteras y largos desplazamientos, lo que más destaca en 2020 es el importante aumento de velocidad que se ha experimentado, captado por los radares, y muy relacionado con la bajada tan notable del tráfico. La velocidad que alcanza cada conductor está determinada por los límites establecidos, pero también por el volumen de circulación que el conductor encuentra en el trayecto. Ahora, quien sale a carretera encuentra vías semi-vacías, que "invitan" a pisar el acelerador. Pero esto luego se ve reflejado en las cifras de siniestralidad y en la gravedad de los siniestros. Esto -y las distracciones- tiene mucho que ver con que la siniestralidad no haya descendido en la misma medida que la movilidad.
Y referente también a la velocidad, pero esta vez, de vuelta a lo mencionado antes en zonas urbanas, desde Aesleme celebramos que, a partir de mayo, entrará en vigor la nueva normativa que limitará a 30km/h las calles de un solo sentido y carril y a 20km/h en calles de plataforma única, para proteger a los usuarios vulnerables. Estamos convencidos de que de esta manera se evitan atropellos y si se produce alguno, las consecuencias son menos graves. De hecho, la reducción a 90km/h en las carreteras convencionales, por ejemplo, ya ha bajado la siniestralidad en estas vías, demostrando la importancia de este tipo de medidas. También el hecho de contar cada vez con más carreteras convencionales 2+1 está siendo de gran ayuda.
Lo que queda claro es que tomar medidas valientes y decididas se traduce en mejores resultados de siniestralidad; en menos vidas y familias rotas y en menos coste para la economía de un país. Nos queda por entender, por tanto, por qué no es obligatorio el casco para circular en VMP y bicicleta por ciudad, en todas las edades, y animamos a todo el mundo a que se lo ponga, junto con otros elementos de seguridad como los chalecos reflectantes.
No olvidemos, nunca, que la movilidad no tiene que causar víctimas, que no podemos ni tenemos que asumir, que existe la posibilidad de perder la vida o sufrir una lesión permanente al ir de casa al trabajo o de visita a nuestros seres queridos o sea el motivo que sea el que nos lleva a desplazarnos. Los responsables públicos deben sentir y considear la seguridad vial como una prioridad, pero, también, cada uno de nosotros debe ser consciente de su responsabilidad personal y compartir las vías protegiéndose y protegiendo a los demás.
En Aesleme estamos firmemente comprometidos con el objetivo formulado por las Naciones Unidas y la Comisión Europea de reducir el número de muertes y lesiones graves en un 50% en la década 2021-2030, con vistas a alcanzar la “Visión Cero” -esperemo que antes que en 2050-, así como en cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030. Entre todos, podemos conseguirlo.