George Michael es un veterano en esto de la detención. El cantante ha sido detenido varias veces por dormirse al volante de su coche a causa del alcohol. Sin embargo, en la última detención, los cargos sobre el cantante se agravaron al encontrarse cannabis en su vehículo. Pero el efecto más negativo de esta situación es, que por dormirse al volante, más de una vez ha provocado accidentes, aunque sin consecuencias graves. En abril de 2006, colisionó con tres coches a la vez, al parecer, bajo la influencia de alguna sustancia.

En 1982, Grace Kelly, la famosa actriz convertida en princesa gracias a su unión matrimonial con Rainiero, falleció en un oscuro accidente de tráfico del que se salvó milagrosamente la joven Estefanía.

Gracia de Mónaco y Estefanía eran las únicas ocupantes del Rover 3500 modelo P65 con cambio automático, un vehículo de i0 años de antigüedad. El lunes por la mañana, las dos mujeres bajaban en él de su residencia de Roc Agel, en el departamento francés de los Alpes marítimos.

La trágica muerte de la princesa cambió para siempre la imagen de la familia, cuna a partir de entonces de cotilleos y devaneos, salpicados de escándalos, sin olvidar nuevas desgracias, como la muerte en un accidente en el mar del segundo marido de Carolina, el italiano Stefano Casiraghi, con el que había encontrado la estabilidad y con el que tuvo tres hijos.

El 15 de abril de 2000, el rey Carlos Gustavo y la reina Silvia iban conduciendo de madrugada en dirección a Copenhague para recoger a uno de sus hijos en el aeropuerto de Kastrup. Los testigos que presenciaron aquel viaje aseguraron haber visto el Ferrari azul a velocidades que sobrepasaban los 240 kilómetros por hora. Sin embargo, el rey haría, posteriormente, una declaración oficial a la agencia TT, en la que afirmaba que iba a una velocidad «no superior a 140».

El amor que Carlos Gustavo de Suecia siente por los coches rápidos ha dado lugar a amplias críticas en todo el país, dado que el monarca goza, por ley, de inmunidad ante la justicia y frente a investigaciones penales de cualquier naturaleza. En consecuencia, su majestad no sólo se ve libre de inconvenientes molestos, como los de recibir multas de tráfico por exceso de velocidad, sino que tampoco sería responsable de cualquier error o negligencia en que pudiera incurrir. Incluso en el caso de que pudiera herir o causar la muerte a un tercero. Su hija Magdalena, por el contrario, no está exenta de responsabilidades civiles o penales.